Las estadísticas podrán decir que Carlos Castriotta (22/10/1961) fue el jugador más joven en debutar en el fútbol argentino. Ese 14 de agosto de 1975 y cuando tan solo tenía 13 años y 9 meses debutó en la primera debido a una huelga de futbolistas profesionales de todos los clubes que obligaron a Racing que ya andaba algo desordenado a armar un rejunte de pibes de inferiores (categorías 1959/60 y 61) para cumplir con el partido y evitar así una sanción deportiva y económica. Pero detrás de este relato hay una historia de lucha, de sentido de pertenencia y de poner la verdad al alcance de la gente.Está noticia salió a la luz hace un mes atrás cuando en Deportivo Riestra debutó a los 14 años el pibe Apolonio. Ahí fue cuando se encendieron las alarmas de los historiadores del fútbol y de Racing que querían contar que el futbolista más jóven en debutar había sido Castriotta que debido a aquella huelga de profesionales en el lejano 1975 firmó planilla y dejó su marca en las estadísticas para siempre. " Nosotros estábamos entrenando en la cancha auxiliar y nos llevaron para el vestuario donde estaban los jugadores de la Primera y nos explicaron la situación. Nos preguntaron si nos animabamos a jugar, nos miramos entre todos y la respuesta inmediata fue un si unánime". Una breve charla técnica, las camisetas a bastones celestes y blancos pesadas por lo que representaban, el túnel eterno, las luces del Cilindro, el césped algo alto, Abel Gnecco vestido de árbitro y el encuentro a punto de comenzar. La número 7 que usaba comúnmente Hugo Gottardi fue para Castriotta. La situación deportiva y económica del club era complicada y no presentarse a jugar no era una opción. Central puso a su tercera campeona y el 0-10 fue casi la consecuencia lógica de un partido jugado entre muchachos de 18 años contra pibes de entre 13 y 15. " Éramos muy chicos y no tomamos el resultado como una vergüenza" evoca Carlos. Era tal la desorganización del fútbol de aquellos tiempos que sus padres creyendo que el encuentro estaba suspendido se enteraron porque por la radio de un club aledaño a la casa dieron la formación y nombraron a su hijo y unos amigos que estaban ahí al oírlo se fueron a contarles que el Cachi (así le dicen) debutaría en la Primera de Racing. El DT fue Horacio Collazo quién junto a sus colaboradores trató de ordenar un poco a ese grupo de adolescentes que debían representar a una gloriosa institución que estaba entrando en un espiral de autodestrucción acelerada. " A Racing le debo todo, me vieron jugar, me ficharon, viajé por todo el país, nos pagaban premios. Nos disimulaban muy bien la situación que atravesaba el club para que no nos influenciara" cuenta Carlos quién con algo de nostalgia dice "conocí a Tita, a Menotti, jugué contra Maradona y pude al menos participar de aquel partido defendiendo la camiseta de un grande, a nivel humano se portaron muy bien con los chicos del club". Cómo toda historia tiene su final. La debacle académica se llevó todo puesto y Carlos como tantos otros pibes no tuvieron lugar porque Racing compraba muchos jugadores todos los años y cambiaba de entrenadores en forma constante respondiendo a sus urgencias y así fue como el y varios de sus compañeros quedaron libres y se alejaron del fútbol definitivamente. Eran los tiempos del descenso y la noche más oscura se posaba sobre la vida de la Academia. Hoy con 63 años disfruta de su presente, de su mujer, sus hijos y nietos en una familia atravesada y dividida por las pasiones que despiertan Racing e Independiente. " Aunque cueste creerlo yo soy hincha de los dos. A mí Independiente me dió las Libertadores pero a Racing le debo mucho, ahí me dieron un lugar para jugar". Cómo en aquella película de 1986 llamada "Cuenta conmigo" que está basada en una novela de Sthepen King titulada "The Body" la historia de Carlos y sus compañeros de inferiores podría ser llevada a la pantalla grande o contada en un libro. En una parte de aquel filme el protagonista abatido por los recuerdos dice: " -Nunca más volví a tener amigos como los que tuve a los 12 años, cielos, acaso alguien si? Y en esta pregunta está tal vez la clave de todo. Es en la evocación de aquellos tiempos inolvidables donde todo deja de importar. Ni el récord ni el resultado y tampoco la huelga ni mucho menos las estadísticas. Lo único que importa es haber jugado con amigos, con los mismos que se comparten sueños e ilusiones y en un momento surrealista casi y muy difícil para la vida de Racing haber podido decir sin temor a las consecuencias CUENTEN CONMIGO... Darío Giuliani