De a poco y producto de una seguidilla de partidos en dónde pareciera que perdió la identidad Racing se va metiendo en una zona turbulenta y de compleja salida. Además el Cilindro ya no es un bastión inexpugnable para los equipos de la liga local por lo cual duele ver cómo en forma consecutiva Platense, Barracas y anoche Estudiantes se fueron triunfales (0-1 en los tres casos) dejando al desnudo fragilidades colectivas que preocupan. Es cierto que ayer pudo ser un empate producto de un muy mal partido de fútbol con dos equipos sin ideas ni vuelo. El gol de Carrillo a los 55 para la visita llenó a la Academia de confusión mientras desde el banco Costas tiraba delanteros a la cancha (Conechny, Torres) quiénes junto a Duvan Vergara y Adrián Martínez no pudieron casi generar llegadas claras para soñar con la igualdad. Además entre Martirena y Rojas tiraron más de 30 centros que terminaron todos en las manos de Muslera. Así llegó el final con una nueva derrota que genera preocupación de cara a lo que se viene. Si nos remontamos al equipo que en noviembre del 2024 ganó la Copa Sudamericana hay que decir que perdió a Roger y Juanfer quienes eran el recambio de calidad que llegaba desde el banco. En este receso invernal se fue Salas y ahora se quiere ir Almendra ( sería un grave error perderlo más teniendo en cuenta que este es un plantel propenso a las lesiones). Los jugadores que llegaron este año aún están lejos del nivel de los que se fueron lo que complica y mucho el panorama. Si bien el gran objetivo es la Copa Libertadores no puede Racing seguir perdiendo partidos de la Liga Clausura porque va a empezar a complicar la clasificación a las Copas internacionales del próximo año. El prestigio debe ser cuidado con recelo. En el horizonte inmediato aparecen Riestra (por Copa Argentina), una visita a la Bombonera por la liga y los octavos de final de la Libertadores ante Peñarol. Se acerca la hora de la verdad, es imperioso dejar atrás el frente de tormentas y volver a volar bien alto.