-Si salís en condición de visitante, versus un rival brasileño, a jugar una semis de la Copa Libertadores con la liviandad de un amistoso de verano en Mar del Plata, lo más seguro es que pierdas. -Más que tensión competiva, en Belo Horizonte los de Gallardo ofrecieron formalidad constitutiva. -Si salís a jugar con línea de cinco, los laterales llegan tarde donde nunca pasa nada y los tres centrales pierden por paliza con un centrodelantero menos talentoso que pillo, Deyverson, lo más seguro es que pierdas. -Si te despreocupás de quiénes le pasarán la pelota a ese centrodelantero pillo, todos de botín de terciopelo (Lyanco, Paulinho, Scarpa, Hulk), lo más seguro es que pierdas. -Si armás un medio campo de tres, de los cuales uno solo se inmola por la causa pero es terrenal entre los terrenales (el uruguayo Fonseca), y de los otros uno sufre el síndrome de la corriente alterna y pierde nueve de cada diez divididas (Simón) y al otro ya le sobran estos trotes (Nacho Fernández), lo más seguro es que pierdas. -Si pretendés embocar una réplica con pelotazos a Borja, por la estratósfera; y a Colidio, con más gente adversaria por delante que en el Gran Bazar de Estambul, lo más seguro es que pierdas. -Si abajo hacés una zona más parecida a las selfies y arriba jugás a la quiniela, lo más seguro es que pierdas. -Si tu entrenador carece de un Plan B visible y hace los cambios tarde, mal y nunca, lo más seguro es que pierdas. -Si frente un un Atlético Mineiro inspirado y agrandado, tirás la toalla en la víspera, lo más seguro es que pierdas. -Si cuando te meten el primer gol, se te cae la máscara de Rambo y queda al desnudo tu blanca palidez, lo más seguro es que pierdas. -El fútbol es el deporte menos lógico, pero ni de lejos supone que no tenga lógica. -Si te comés un peludo como el que te comiste en la Arena MRV, lo más seguro es que pierdas.