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DEPORTES

17 de julio de 2024

ANGEL DE LA CUARTA

Especial Alejandro Arnedo

Era una tarde húmeda en Rosario y en la calle Perdriel al 2000 se podían distinguir los colores de los postes de luz que marcaban la división entre los seguidores de Central y de Newell’s. Un pibe de tan solo cuatro años jugaba con la pelota y mostraba destrezas que ya dejaban entrever su talento natural. Así lo recuerda Ruben Tomé, su primer entrenador Ángel Fabián Di María, apodado “el Fideo” por su contextura física, nació en Rosario, el 14 de febrero de 1988. Creció en un barrio humilde junto a una familia que disfrutaba el futbol, su mama fanatica de Rosario Central, y su papá, que habia llegado a jugar en Central Cordoba, pero debió retirarse de las canchas por una lesión crónica. Mientras volvía a su casa en bicicleta, Tomé vio por primera vez a ese nene que con los años se convertiría en una gran estrella. “Estaba la abuela afuera y le pregunté si el chico jugaba al fútbol”, recordó el referente del Club Atlético El Torito, una reconocida entidad barrial de Rosario. La respuesta fue una advertencia, pero con un tono de humor: “Vas a renegar mucho con este”. Luego, Rubén habló con Diana, la mamá de Ángel, y le preguntó si lo podía llevar al club, a lo que ella le respondió con un sí. “Él fue mi primer jugador en el Torito: era categoría 88′, pero no mostraba su DNI y jugaba con los más grandes”, recordó el formador. La casa de Di María estaba ubicada en el barrio Alberdi de la zona oeste de Rosario, que comúnmente se la conoce como La Esperanza o El Churrasco, y quedaba a cinco cuadras del club Torito. Allí Di María empezó a formarse como jugador, como tantos chicos en la Argentina que dan sus primeros pasos con la ilusión de trascender en el mundo del futbol. Fideo llegaba con las manos sucias y las piernas manchadas de negro porque el papá tenía una carbonería: “Lo ayudaba a llenar las bolsitas de carbón. Las cerraba y su papá luego salía a repartirlas. Venía de una familia muy humilde y trabajadora”. “Le compramos un juego de medias y se las teníamos que atar con elásticos o piolines porque se les caían de lo flaco que era" recuerda Tomé y agrega “Armamos un equipazo. La mayoría eran nenes que encontrábamos en la calle, por eso en las primeras seis fechas jugamos solo con siete chicos, con lo justo. Había uno que le decían el Pipi: iba al arco y andaba descalzo. Le conseguimos los botines y no quería ponérselos. Se los sacaba y jugaba los partidos descalzo. Los otros chicos se reían y el Angelito estaba entre ellos”. “Se quedaban todos a ver a esa categoría porque lo que mostraban esos chicos era maravilloso. Hasta llegaron a relatar los partidos en la radio. Esa 88′ fue terrible: salió campeona, superando a Central y a Newell’s en las posiciones”, recordó el DT. En la canchita del club El Torito, Di María se cansó de hacer goles: de zurda y hasta olímpicos. “Fue emocionante verlo jugar ahí. El Flaco iba a entrenar calladito, asistía a sus compañeros y metía dos o tres goles por partido. Y hasta le tocaba practicar con chicos más grandes a los que también les ganaba”. Ángel siempre jugó arriba. En algunos partidos complicados, por ejemplo contra Central o Newell’s, “se tiraba solo en el medio y ayudaba a sus compañeros a defender”. Así lo describió su entrenador: “Le gustaba jugar por derecha y pegarle con la zurda por arriba del arquero. Esa era su marca registrada o sino también el intento de gol olímpico”. En aquellos tiempos, si un equipo tenía una ventaja de seis goles antes de los 15 minutos, el partido se terminaba. “Le decíamos al Flaco que no hiciera tantos, que se guardara algunos para el segundo tiempo porque sino jugábamos solo 15 minutos”. El entrenador recordó, además, un partido contra Central en el que Ángel y otros chicos no querían ganar por ser hinchas del Canalla: “Cuando terminó el primer tiempo les hablé en el vestuario. ‘Ángel me extraña’, le dije y el Flaquito se hacía el zonzo. Luego de esa charla, salió a jugar la segunda mitad y metió cuatro goles”. Cuando Di María se fue de El Torito, el equipo se desarmó: la gran mayoría de los jugadores se fueron a Central. Sin embargo, el recuerdo que guarda el DT es para toda la vida: “Un día nos enteramos de que Ángel debutaba como titular en la primera del Canalla y me llena de orgullo haberlo visto de chiquito. Todo este tiempo sufrí a la par de él sin que se diera cuenta: cuando se lastimaba, cuando se puso en duda su continuidad en la Selección. Di María debutó con solo 17 años en 2005 en la primera de Rosario Central, el club de sus amores hasta que luego de dos años fue transferido al Benfica de Portugal club en el que se alzó con 3 copas nacionales y en el que anotó 15 goles en 119 partidos además de dar 27 asistencias. En 2008 fue convocado por la Selección Argentina para jugar los juegos Olimpicos de Pekin. Allí Se alzaría con la medalla dorada anotando dos goles, uno en cuartos de final y el más importante en la final, al minuto 58, el cual significaría victoria y medalla dorada para la Argentina. Allí comenzaría la sociedad con Lionel Messi Luego vendría el mundial de Sudafrica 2010 con Diego como técnico bancandolo frente a todas las criticas despiadadas. Fue eliminación en cuartos de final a manos de Alemania. El mundial 2014 de Brasil, con Argentina en la final pero con Fideo afuera de la cancha por lesión y las finales de Copa América en 2015 y 2016 pérdidas por penales ante Chile. Tanto va el cántaro a la fuente hasta que se rompe, como se rompió esa pared en palabras de Angelito con la final ganada a Brasil en el Maracana 2021. El resto es historia conocida y reciente: la finalisima ganada a Italia, el Mundial de Qatar y la Copa América ganada el domingo pasado ante Colombia y que tuvo a Di María como protagonista principal en plena vigencia. La del domingo fue su última función en el Seleccionado, algo que Angelito había anunciado un año atrás y que se le dio de la manera soñada como en la mejor de las películas. El tiempo dirá, siempre hay tiempo para rever y replantearse. El futuro de Fideo es una incógnita. Por el momento, todo indica que seguirá en Portugal, en el Benfica. Sin embargo, Rubén Tome (su primer.entrenador) asegura que no faltará mucho para volver a verlo con los colores de Rosario Central. “Nosotros sabemos por parte de la familia y amigos que él va a retirarse en Central. Viene un año y después no sé qué va a hacer”, señaló Tome quien sigue trabajando en El Torito, donde dirige las categorías 2010 y 2011. Como sea que se de la continuidad de esta historia queda simplemente agradecer a alguien que la luchó en medio de las adversidades y las feroces críticas hasta revertirla para darle alegría a todo el país, a pesar de que, como dijera allá lejos en el tiempo un tal Diego Armando Maradona "A Di María....a Di María no lo querian".

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