DEPORTES
16 de diciembre de 2024
UN CAMPEÓN CON TODO EN SU LUGAR
Especial: Walter Vargas
¿Saben dónde reside el mérito mayúsculo del flamante Vélez campeón?
Que jugó el mejor partido en su peor momento. Que a la hora señalada puso sobre la cancha las mejores respuestas a las peores preguntas. Hagamos las cuentas: en la Liga Profesional venía en una larga racha de rendimientos malos y hemorragia de puntos. De ahí que Racing se subió al tren, River apostó a una arremetida gloriosa, Huracán se refundó y Talleres aprovechó la volada y llegó a la última fecha subido al Everest anímico.
Para colmo de males, Vélez llegaba de perder la final de la Copa Argentina a manos de Central Córdoba de Santiago del Estero. Con el debido respeto y a la debida reverencia al gran trabajo de Omar De Felippe, uno de los equipos más flojos de la temporada. (Y pasamos de largo el vigoroso runrún que indicaba entredichos y fracturas vinculares entre algunos jugadores y el director técnico Gustavo Quinteros).
Un párrafo a los patéticos derrotados: Talleres perdió en Córdoba versus una reservada reforzada del peor Newell`s en décadas. Y el Huracán del “lírico” Frank Darío Kudelka no pateó un tiro al arco en noventa minutos. Vaya toda la solidaridad, toda, con los atribulados hinchas del Globo.
¿Qué hizo Vélez para pasar por encima a Huracán y jugar a lo campeón? Todo. Corrió, dominó, creó, pensó, elaboró, concretó, administró y regó el campo de sudor y sapiencia de principio a fin. Antes, había llenado las tribunas. Bingo.
¿Qué tiene el equipo del Vélez campeón en el contexto de un plantel austero? Un arquerazo como Marchiori, una defensa copiosa en anticipos, cruces, coberturas, decisión, escaso margen de errores (recibió nada más que 16 goles); un medio campo bien sazonado con el pibe Ordóñez y el reconvertido Bouzat; un conductor (Aquino) convertido en una máquina de tomar decisiones fecundas para sí y para el colectivo; y una delantera que en el primer tramo del campeonato supo lastimar con el uno con uno de Thiago Fernández (cosa seria, este chiquilín hoy fuera de todo a raíz de una lesión grave), más el estado de gracia de Braian Romero y que cuando las papas quemaron se las arregló con lo que pudo, tuvo y las circunstancias exigían. Basta como botón de muestra que el segundo gol de ayer lo hizo un defensor, Damián Fernández. ¿Ha sido Vélez la estación terminal de las maravillas futboleras? No. Desde luego que no. Pero saquemos un puñado de instantáneas de los 28 participantes de la Liga Profesional en el punto cúlmine de su mejor versión y hasta el menos entendido comprenderá el mensaje: maravilloso, no, pero mejor que todos los demás, sí, de acá a Kuala Lumpur. ¡Salute, Vélez Sársfield!