Volvió a ganar Racing. Volvió a cantar triunfo. Volvió después de mucho tiempo a dar vuelta un resultado. Cuando Milton Giménez a los 17 ponía en ventaja a Boca más de uno en el Cilindro o desde el living de su casa se encomendó al señor o a sus santos o se aferró a esa estampita que le trae suerte. Porque es sabido que en desventaja Racing se nubla y cae en la desesperación. Sin embargo el empate llegó rápido. La presión alta dió sus frutos aprovechando el error en esa intención de salir jugando de Chiquito Romero cuando a puro coraje Nardoni robó la pelota y decretó la igualdad que era estricta justicia a los 20 . Lo que siguió fue un partido emotivo y jugado al límite. Con dos equipos que llegaban con sus entrenadores cuestionados y con poco oxígeno. Iba la Academia por acá y respondía Boca por allá. Jugaban Nardoni y Almendra de un lado y contestaban Zenón y Medina del otro. Crecían las emociones y la incertidumbre. El ST no tuvo el mismo ritmo arrollador pero si hubo dos equipos que sabían que el empate no les servía de mucho. Dentro de ese contexto Racing siempre fue un poco más. Tuvo más ambiciones y empujado por su gente nunca dejó de creer. Acertó Costas con los cambios. Los ingresos de Juanfer y Roger fueron decisivos para torcer la ecuación. Un centro del ex River para el impecable cabezazo de Roger Martinez desataron la locura en el Cilindro. Luego del 2-1 no se jugó más. Racing disipó cualquier intento xeneize de arrebatar ese triunfo impostergable. Con una buena actuación de Cambeses y puntos muy altos en Nardoni, Almendra y Roger. Un triunfo que le da paz y oxígeno a un cuerpo técnico muy criticado en los últimos días y al que la dirigencia le estaba buscando reemplazo. Sin embargo Costas resiste. No será Mourinho ni Guardiola ni siquiera Gallardo. Pero tampoco es un incapaz que lo único que hace es besar una medalla y orar. Con lo que tiene lo mantiene a Racing con vida en los dos frentes que se juegan este semestre. Con errores muchas veces y también en otras oportunidades traicionado por el hincha que lleva adentro y que lo lleva a tomar elecciones erráticas. Racing llega al partido con Paranaense con la moral muy alta. Se juega mucho allá en Brasil. En un año que tiene el aditivo de la carga política por las elecciones. Con un cuerpo técnico que no tiene casi diálogo con los directivos. Con un plantel que amaga más de lo que concreta. Hoy le ganó a un rival muy especial y su gente pudo desahogarse y festejar a lo grande. Ahora va por el sueño de la estrella internacional entre amuletos y talismanes. Dario Giuliani