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DEPORTES

22 de agosto de 2024

Arturo Peregrino Artola, el primer presidente de Racing

Especial Sergio Pittis

1898 Para hablar de Don Arturo Artola debemos indefectiblemente remontarnos a los inicios del fútbol en Argentina, en Barracas al Sud para ser más preciso. Estamos en 1898, el Buenos Aires colonial nos muestra los típicos aspectos de sus calles adoquinadas, de sus comercios de un solo piso, de sus barrios floridos, donde las mozas se asoman a los balcones o terrazas para dirigir sus miradas curiosas cuando pasa el gallardo y apuesto joven “de la vuelta de la casa”, luciendo un clavel en el ojal, una sonrisa en sus labios y una galera pintona en la cabeza. Barracas al Sud está contaminado por la fiebre del fútbol; el deporte que nos trajeron los ingleses gana adeptos día tras día. Las esquinas de Barracas se pueblan de muchachos entusiastas que, postergando la cita amorosa, hablan de formar un club, de jugar ese partido que hace temblar de emoción a los curiosos que baten palmas y se ríen cuando el “wing” corre a tirar el balón desde una punta bastante difícil cuando más fácil resultaría enviarla desde el centro del terreno. Los empleados del Ferrocarril Sud no están ajenos a estos hechos y forman equipos. Surge el Argentino Excelsior Club, en 1898, con una notable calidad en sus players, goleadas a la orden del día. Nadie puede con ellos. Surge el interrogante: “Si seguimos ganando de esta manera nadie va a querer jugar contra nosotros”, afirma el capitán Tomas Lidel. La idea de separar al equipo y formar dos, ronda por la cabeza de los integrantes. 1901 Llegamos a 1901 y los dirigentes, con Artola a la cabeza, se pelean entre sí; todos quieren dirigir al club ganador. Resultado: nadie lo dirige. A las reuniones de la Comisión Directiva comienzan a faltar miembros. Nuevo resultado: se queda sin miembros. Las puertas se cierran y el club muere, el Argentino Excelsior Club pasa a mejor vida, pero eso no amilana a Arturo, este uruguayo nacido en 1880, que llegó a estas tierras de muy joven, descendiente de vascos de Gipuskoa, Astigarraga (partido judicial de San Sebastián). Tras la separación del anterior team, surge la bifurcación, unos fueron para el Sud America Foot-ball Club de Barracas al Sud, otros al Argentinos Unidos y otros al American Club. De ellos, el que contó con los mejores elementos fue el Sud America de Barracas al Sud, quedando constituido el 12 de marzo de 1900. Contaba en sus filas con los hermanos Artola (Arturo y Zenón), Vidaillac, los hermanos Lamoure, Viassi, Alejandro Carbone, Pedro Werner y varios más que jugaban en un baldío donde está enclavado hoy el Cilindro. Ganaban y perdían hasta que un día surgió un nuevo pleito: Artola y Evaristo Paz, dos de los dirigentes más activos, discuten con otros integrantes por la formación del equipo y Paz se lleva la única pelota con la que se jugaba y que había donado. Algunos los acompañaron y entre los disidentes se formó un nuevo club: “Colorados Unidos del Sud”, donde Artola fue presidente y capitán. Eran ahora 2 clubes pobres en la zona y realmente no le convenía a ninguno, así que era muy probable esperar una nueva fusión. 1903 Existía en la esquina de Palaa y Maipú, la estación de carga y pasajeros Ferrocarril del Sud, llamada Barracas Iglesia donde Arturo era subjefe de estación. A los 23 años hacía tiempo que comandaba un grupo de personas que lo admiraba y respetaba. Arturo le cuenta a su jefe, el Señor Niceto Barros, un hombre muy dado a las cosas del deporte, del conflicto ocurrido en el “Barracas al Sud” y surgió la idea de acercar las partes entre Barracas y Colorados. El lugar de reunión seria en Barracas Iglesia, la estación y el día, el 17 de marzo de 1903. Llegada la hora de ponerle nuevo nombre al club, German Vidaillac propone llamarlo igual al de una entidad francesa con nombre simpático. El nombre estaba escrito en una revista y en letras gruesas decía: RACING FOOTBALL CLUB, aplaudieron todos la elección por lo corto, simpático y sonoro y así quedo resuelto el nombre del nuevo club. La casa de los hermanos Lamoure fue el lugar para elegir a la Comisión Directiva de este nuevo club, donde con 30 socios y 20 pesos de capital, se esperaba con entusiasmo esa decisión. Allí los fundadores del Racing Club debían decidir además de las autoridades, de qué manera votar y se tomó la decisión de que cada socio colocara el nombre del candidato en un papelito y estos dentro de un sombrero perteneciente al Señor Pedro Werner (el más cabezón de todos). Fue elegido Arturo P. Artola (socio n° 11) por su ímpetu, laboriosidad y aptitudes indiscutibles de mando, siendo así proclamado primer presidente en la historia del Racing Club. Arturo presidió Racing hasta septiembre de 1903, cuando se fue a Santiago del Estero por cuestiones laborales (ya era jefe de estación) donde le encomendaron hacer tareas en esa provincia. “Hemos jugado 14 partidos y todavía no conocimos la derrota: ganamos 12 y empatamos 2… Siento orgullo de haber sido el primer presidente de este club, Racing será muy grande, lo presiento”. Con esas palabras, Don Arturo sentenciaba el futuro académico y vaya si tenía razón. Durante su presidencia Racing obtuvo su primera copa. Fue la llamada Centro Gallego y la obtuvo al ganarle a La Rosales 1 a 0 con gol de Vidaillac y hasta se dio el gusto de convertir un gol en el amistoso contra Barracas United. Volvió a Buenos Aires allá por 1906 y aunque no regresó a ocupar lugares dirigenciales, si el trabajo se lo permitía siempre estaba al lado de sus ex compañeros del club ayudando en sus posibilidades. Fue reconocido socio fundador en agasajos realizados por vitalicios del club y ferviente hincha hasta el 2 de diciembre de 1936, fecha de su fallecimiento.

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