¡ Pibe, por acá no ... ¡ ,dice el policía, tenés que entrar por la calle Corbatta. El pibe está por entrar a la cancha de Racing. Dice : “está bien”, y va hacia la calle Corbatta. Detrás del chico, un Señor de unos cincuenta y pico, lo viene observando desde la orden del agente. Como el tiene una ubicación cercana, va junto al muchacho… “ ¿ Pibe vos sabés quien era Corbatta ? “ . El pibe se da vuelta y pone cara de sí y no, de tener una mezcla rara entre acordarse de que algo le dijo alguna vez su tío que lo hizo de la Academia y la corbata, objeto de vestimenta, esa que le obligan a usar con el uniforme del colegio. Pocos jugadores de fútbol han tenido el roce sentimental con la afición como Orestes Omar Corbatta, un platense nacido el 11 de marzo de 1936, que se inició en Estudiantes de La Plata, lugar en donde fue dejado libre al no ser esperado en su recuperación de una lesión en el tobillo allá por 1951. Orestes Corbatta, “El Loco” Corbatta, fue uno de los más grandes amigos de la gambeta que tuvo el fútbol nacional . En ese rubro, pocos como él, casi ninguno . Sin dejar de hacer el habitual reparto de pan, se alistó en Juverlandia de Chascomús. Un fervoroso racinguista que se dedicaba a buscar jugadores, un tal Aparicio, lo vió jugar y en 1955 se lo llevó a Avellaneda. Ahí comenzó a cristalizarse el amor de el hincha y “ El Loco “ . De Orestes Corbatta, un Garrincha argentino, si es que Garrincha no fue el Corbatta brasileño. Medía 1,65 y pesaba no más de sesenta y dos kilogramos . El Sábado 30 de abril de 1955 debutó en primera ante Gimnasia . Racing formó con Domínguez; Dellacha y García Perez ; Jiménez , Cap y Sivo; Corbatta, Barrera, Maschio, Rodríguez y Cigna. El partido se jugó en La Plata y el gol del “ Lobo”, que ganó 1 a 0, lo marcó Pentrelli . Corbatta hizo su primer tanto ante Ferro en mayo de ese año . Un periodista chileno lo calificó como un jugador de dibujos animados y dicen quienes lo vieron que algo de eso había. Dicen también que le vendía buzones a los arqueros, que la pelota en sus penales entraba por un lado y el guardameta siempre iba al otro. Era un especialista en los tiros desde los doce pasos . Su mejor año fue el ’57. Con la selección tuvo actuaciones memorables como la del Sudamericano de Lima y en la eliminatoria al mundial de Suecia .En ese torneo eliminatorio marcó uno de sus goles más recordados. Fue contra Chile, el 20 de octubre, eludiendo rivales aún en la línea de gol y poniéndole una cuota de suspenso a la conversión, mientras el público aguardaba la definición. En 1963, el 1ro. de febrero, Corbatta quedó incorporado a Boca que pagó por él 12 millones de pesos. Debutó en la cancha de Atlanta ante Argentinos y marcó dos goles. Su primera formación con Boca fue: Roma; Dos Santos y Heredia ; Simeone, Rattín y Orlando; Corbatta, Menéndez, Del Vecchio, Sanfilippo y Lallana. Si el debut con la casaca “Xeneize” fue auspicioso, lo que siguió no lo fue para nada. Jugó poco. No rindió demasiado, y en el 64, Boca le rescindió contrato. Recuerdo una imagen increíble para la época. Allá por el ‘63, un 9 de julio, Boca vino a jugar un de esos amistosos de fechas patrias a Río Cuarto . Su rival era Atenas de esta ciudad. Corbatta de penal hizo un gol para Boca. La imagen inolvidable fue la de Don Calixto, el peluquero del barrio, con una cartulina blanca y letras grandes escritas con tiza de grasa negra que decía ; “Corbatta, muchas gracias ”. Calixto era uno de los más reconocidos hinchas de Racing de por aquí. Orestes Corbatta vió el cartel y se arrimó al alambre para saludar al viejito que no podía creer lo que pasaba. Independiente Medellín fue su destino posterior a la Boca. Regresó en 1969 y tiró sus últimos cartuchos futboleros en San Telmo y Tiro Federal de Río Negro en donde jugó hasta 1974. Había marcado 78 goles en primera y jugado en Argentina 194 partidos. En la selección lo hizo en 41 partidos y convirtió en 19. Raúl Emilio Bernao en Independiente y René Houseman en Huracán se presentaron como sucesores del “Loco” Corbatta. Cada uno a su manera divirtieron a su gente y merecieron el aplauso de los hinchas . Pero Corbatta quedó en las retinas de los que lo vieron como “un intruso”. Un bendito intruso en el fútbol nacional. Terminó mal. Muy mal. Racing lo cobijó en su estadio hasta el fin de sus días. Murió el 6 de noviembre del ‘91 a los 55 años. Por pedido de Racing, la municipalidad de Avellaneda le puso su nombre a la ex_calle Cuyo, lindante con la cancha. Por ese lugar debía entrar el pibe. Por ese lugar tenía que entrar el Señor que le hablaba del “Loco” Corbatta. Orestes. Bien pegado a la raya del cielo. Haciendo malabarismos celestiales. Eludiendo también una realidad que terminó por dañarlo. Por el “Maestro” de Río Cuarto Osvaldo Alfredo Wehbe