La final de la edición número 70 de la Uefa Champions League no tuvo equivalencias. Desde principio a fin fue una paliza. El PSG (fundado en 1970) con sus colores tradicionales borró de la cancha al Inter de Italia vestido de amarillo. Los goles fueron cayendo por decantación: Hakimi (12 min), Doué (20 y 63), Kvaratskhelia (73) y Mayulu (86). El inicio del juego fue con una pelota tirada al lateral por los parisinos. ¿La razón? El mensaje implícito que la presión sería asfixiante. Así modelaron y ejecutaron su idea desde los pies de Dembélé, Kahimi y el joven francés de 19 años Desirée Doué (gran figura del partido). El Inter no hacía pie y solo veía pasar la pelota de un lado al otro sin lograr tenerla en ningún momento. El equipo de autor, como se suele llamar a los equipos que tienen la impronta de su entrenador, de Luis Enrique fue una aplanadora. Venía de ganar la Ligue 1 con una diferencia de 19 puntos y de ganar la Copa de Francia por 3-0 al Reims. Lo había advertido el español, “sin Mbappé seremos mejores”. Y tenía razón. En el primer tiempo ya había quedado definido el partido (a pesar del 2-0 parcial) ya que el Inter no pudo hacer manejar la pelota. Las habituales subidas de Dumfries fueron bloqueadas por Nuno Mendes y en el medio no la tomaban ni Barella ni Di Marco (de muy flojo partido). Así tanto Thuram como Lautaro Martinez quedaron completamente aislados. El segundo tiempo solo sirvió para decorar el resultado y realzar la figura de Vitinha (de gran torneo) y los festejos a lo Gustavo Costas de Luis Enrique. Fue la final con más diferencia en el marcador de toda la historia desde 1956. Para el PSG la conclusión del sueño que comenzó en 2011 de la mano de los qataríes. Para el cierre un párrafo especial para el DT Luis Enrique Martinez García. Logró su segundo triplete (Barcelona 2015 y PSG 2025). Además portó la remera de la Fundación Xana en homenaje a su hija de 9 años fallecida en 2019. “Ella siempre está con nosotros”, declaró el entrenador mirando al cielo con la copa de campeón en la mano.