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DEPORTES

22 de mayo de 2025

EL ÚLTIMO PARTIDO DE PIRAÑA

Especial Darío Giuliani

Por dónde empezar a contar esta particular historia? Describiendo como estuvo organizado aquel Torneo de la “D” en la temporada de 1980 que se dividió en tres zonas (la A, la B y la C) que aglutinaban a 32 clubes o voy directamente a la tarde del 30 de agosto de aquel año en Valentín Alsina a la cancha de Victoriano Arenas donde Piraña recibía a Cañuelas por la última fecha del Torneo para completar el calendario de la zona C? Cuentan los memoriosos que en aquella jornada el equipo de la camiseta blanca, roja y azul venció por 1 a 0 (gol de Adán) a Los Tamberos. Aquel triunfo en el cierre del certamen fue el tercero en 20 partidos donde nunca empató y sufrió 17 caídas habiendo anotado 14 goles y recibido 74, sacando 6 puntos sobre 40 posibles. Sin embargo no terminó último en su zona (ese fue General Belgrano) pero en el club no había un peso y mantener el fútbol se volvía insostenible así fue que sus directivos eligieron el camino de la desafiliación alegando que el déficit era tan grande que se les hacía imposible competir en los torneos de AFA. Que lejos parecía haber quedado aquella final en cancha de Argentinos Juniors del 6 de enero de1979 cuando derrotó por 4 a 1 a JJ Urquiza y se consagró campeón para jugar en la “C”. Consumada la desafiliación el club siguió teniendo algunas actividades pero su corazón futbolero había dejado de latir. Fundado un 12 de septiembre de 1942 y afiliado a la AFA en 1961 junto con Arsenal de Sarandí, Luján, Ituzaingó, Midland y Villa Dálmine entre otros. El lema que luce con orgullo bajo su escudo en la sede social dice “CLUB PIRAÑA, JUSTO, LIBRE Y SOBERANO”. De su semillero surgió ni más ni menos que Héctor”Chirola” Yazalde, aquel mítico goleador que luego brillara en Independiente, Sporting de Portugal, Olympique de Marsella y NOB de Rosario. Al no tener actividad futbolística sufrió la pérdida de muchos socios y además tuvo que convivir con la profunda crisis económica que estaba dejando en todo el país la despiadada dictadura militar. Los años pasaron y la gente se olvidó de aquel entrañable club que había sido un animador de los torneos de las categorías más bajas. La pileta que se había construido con la venta de Yazalde quedó abandonada al igual que su humilde cancha. En el 2012 el club cerró sus puertas. La función social en el barrio sin el fútbol presente perdía consistencia y adeptos día tras día. Del olvido, el silencio y el ostracismo lo rescataron años después un grupo de socios y ex jugadores que de a poco empezaron a aglutinar voluntades y con donaciones y mucha gestión lograron recuperar la institución para que pudiera abrir sus puertas nuevamente. En Enero del 2014 volvía a ser de su gente. En 2017 volvió a competir por torneos oficiales juveniles mientras sueña con la vuelta a la Primera “D” maquillada en su última versión bajo el nombre de “Promocional Amateur”. Pero volvamos al 30 de agosto de 1980 en Victoriano Arenas donde Piraña hacía de local. Imagino poca gente en las tribunas viendo un partido con escasas llegadas, contadas emociones y mucha pierna fuerte. Piraña que encuentra el gol y Cañuelas que va a los ponchazos buscando un empate en el que no cree demasiado y se pierde un par de goles debajo del arco hasta que el árbitro señala el final. Nadie se da cuenta o sí que es el epílogo de una hermosa historia? Sabían los hinchas que ese día se terminaba Piraña? O era una decisión que guardaban en secreto los dirigentes? Un clima de nostalgia flotaba aquella tarde sobre el estadio “Saturnino Moure”? Son preguntas que 45 años después no tienen ni tendrán respuestas posibles. Imagino a un abuelo tomando a su nieto de la mano saliendo con paso presuroso de Valentín Alsina. Por allá veo a dos amigos veinteañeros que se van felices por el triunfo sin intuir el desenlace que más adelante tendrá esta historia. Un papá con sus dos hijos bajan apurados de la tribuna porque la tarde es algo fría y trajeron poco abrigo. Se van las delegaciones de ambos clubes, se cierra el estadio y la vida sigue. El Torneo de la D todavía debe definir quién ascenderá a la “C” pero esa es otra historia. Es verdad que había sido una campaña traumática y hasta humillante con abultados resultados adversos que advertían sobre un futuro poco promisorio. El 1-9 ante Laferrere o el 0-5 vs Cañuelas en la primera rueda sumado al 2-6 ante Claypole. También el 0-6 ante Brown de Adrogué y el 1-8 ante Defensa y Justicia parecieron colmar la paciencia de una comisión directiva harta de convivir con las frustraciones deportivas permanentes. La debacle los había alcanzado y el final parecía escrito. Aquel 30 de agosto de 1980 cuando el último jugador abandonó el campo de juego marcó el final de una era, el momento en el que Piraña por más de 40 años no volvería a jugar en forma oficial. Decisiones apresuradas y poco elaboradas? Falta de liderazgo? Sensatez ante lo inevitable?. Lo único concreto es saber que cada vez que un club cierra sus puertas nos debe doler y preocupar a todos. La gestión deportiva no es una tarea sencilla y no es para cualquiera. Esperar la llegada de un “salvador“ o de una empresa para que arregle todo es buscar una salida fácil a un problema difícil. Los clubes siempre serán de los socios y sólo ellos podrán decidir y encontrar las respuestas en los aciagos tiempos de las crisis. Termino de escribir esta columna pensando que tal vez no estemos lejos del esperado retorno de Piraña a los sábados del ascenso y vuelvo a dejar volar mi imaginación mientras veo en la tarde de la vuelta el saludo de los capitanes en el círculo central de la cancha de la calle Elía 678 en una soleada jornada y también observó como en el intercambio de banderines se lee claramente sobre sus colores rojo, blanco y azul la leyenda: CLUB PIRAÑA, JUSTO, LIBRE Y SOBERANO…

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